Caldas da Rainha es la ciudad que pasa rápidamente por mi mente, cuando me preguntan dónde ir para conocer otros lugares que no sean los clásicos Algarve, Lisboa y Oporto.
Siempre recomiendo viajar hacia la zona Centro Oeste, una región repleta de interesantes recursos turísticos (patrimoniales y de naturaleza) y descubrir Caldas da Rainha y su entorno, conocida por ser una ciudad balneario desde la antigüedad.
Ciudad Balneario desde el siglo XV
Con sus magníficas playas conocidas como las de la Costa da Prata, disfruta de un clima privilegiado con una temperatura media anual de 15ºC y 20ºC en verano. Excelente gastronomía y una rica oferta cultural y de ocio, hacen de esta región un excelente destino no solo en verano, sino que cualquier época del año es un buen momento para visitarla.
En el siglo XV Doña Leonor, esposa del rey João II de Portugal, después de haber probado los beneficios de sus aguas termales de aguas sulfurosas, ordenó construir un hospital termal, alrededor del cual se articuló la población. Con el tiempo la afluencia de gente fue creciendo, y se la empezó a conocer como «Caldas da Rainha», que traducido sería «Los Baños de la Reina».
Destino favorito de la realeza
El boom del balneario de Caldas da Rainha cada día más popular, se debió a la llegada de la realeza en 1892 (Rey D. Carlos y Reina Amalia) y de la elite nacional. El desarrollo de la línea de ferrocarril, promovió aun más un periodo de expansión del centro histórico de la ciudad. Entre sus atractivos, un interesante conjunto arquitectónico modernista (que se desarrolló entre finales del siglo XIX y principios del XX, recorre toda la almendra central.
La cerámica de Caldas da Rainha
El ferrocarril que unía Lisboa con Leiria, pasando por Caldas da Rainha se inauguró en 1887, facilitando el acceso del turismo termal, junto con un incipiente turismo de playa con destino a las playas de Foz de Arelho.
El desarrollo de la ciudad como polo industrial, especialmente de cerámica hizo el resto. La gente acudía entusiasmada a la «Fábrica de Faianças» donde podían ver de cerca el trabajo creativo del artista Bordallo Pinheiro e hijos, produciendo todo el espectro cerámico: Desde vajillas a piezas decorativas pasando por azulejos, tejas y ladrillos.
Cuna del Modernismo
Caldas da Rainha asistió a una interesante revolución urbanística que transformó la ciudad sentando las bases de lo que es actualmente.
Se crearon nuevas calles, se renovaron edificios y se hicieron otros nuevos, introduciendo en ellos elementos decorativos novedosos relacionados con la Arquitectura Modernista (Arte Nova), y la revolución industrial, como el azulejo, el hierro y el cristal.
Ciertamente se pretendía captar la demanda que llegaba y que necesitaba alojamientos donde instalarse, pero también había una intención de captar nuevos residentes atraídos por el desarrollo de la ciudad.
Creatividad ceramista
Las principales casas de producción cerámica como Viúva Lamego, Sacavém, Vista Alegre y Aleluia suministraron los materiales para las obras que fueron empleados con una gran creatividad, como se puede ver en diferentes edificios.
Ejemplo de ello lo he encontrado en la Rúa Capitão Filipe de Sousa, nº 52 donde un bello friso de azulejos hechos a mano recorre la parte superior e inferior de la vivienda. Lo realizó la Fábrica de Sacavém (1920), una de las más importantes fábricas de producción de cerámica (azulejos, loza).
La utilización de hierro en la estructura, detalles de cantería en puertas y ventanas y unos grandes ventanales para aprovechar mejor la luz, hacen de esta casa un bello ejemplo de la arquitectura del momento.
Desde la Oficina de Turismo salen visitas guiadas por la ciudad recorriendo con su «Rota da Arte Nova« los edificios más representativos. (Praça República – T. 351 262 240 005)
El Parque Don Carlos I, pulmón de la ciudad
Situado en el centro histórico de la ciudad, el Parque D. Carlos I es un precioso jardín romántico del siglo XIX. En sus mejores momentos funcionó como un importante complemento al importante Hospital Termal por donde paseaban los clientes. Hoy, el parque está hoy dotado de las más variadas estructuras como un lago, canchas de tenis, de tierra batida, una glorieta musical y cafés. También se encuentra aquí el Museo de José Malhoa, con una importante colección de pintura portuguesa del siglo XIX.
Bordallo Pinheiro y sus piezas de inspiración naturalista
Caldas da Rainha, es famosa además por la loza artística naturalista del ceramista, escritor y periodista Rafael Bordallo Pinheiro con forma de col y otras verduras y frutas. Sus piezas están revestidas de esmaltes vítreos de todos los colores, predominando el amarillo, siena tostado y verde. Junto con Aveiro (otra ciudad a visitar), Caldas da Rainha está considerada la capital de la cerámica en Portugal.
Dónde dormir
La mayoría de sus hoteles se encuentran en el centro y te permiten ir andando a todos los sitios, pero ninguno como el Hotel «Sana Silver Coast«. En su momento fue sinónimo del lujo y sofisticación (fue el primer hotel en incorporar cuartos de baño en las habitaciones), frecuentado por la élite de la época (con visitantes españoles -sobre todo extremeños-, artistas, escritores, aristocracia y familia real).
Este emblemático Hotel que se inauguró en 1870 que entonces se llamaba «Lisbonense», abría sus puertas entre abril y enero con la temporada. Rápidamente se convirtió en motivo de orgullo para sus habitantes, celebrándose aquí todos los eventos culturales de la época: Bailes, saraos y obras de teatro. A medida que se fue consolidando el tomar baños de sol, aumentó notablemente la demanda.
Con el paso de los años, las termas cayeron en desuso y el Hotel Lisbonense vivió horas bajas. Hoy de la mano de la cadena Sana está nuevamente operativo.
Restaurantes en Caldas da Rainha
Y para comer, dos direcciones donde sirven platos tradicionales de cocina portuguesa: Uno es «O Selim» un reducido y entrañable local, donde en un ambiente familiar, presentan platos «de los de siempre» como el arroz de tamboril, la açorda de camarão o el bacalhau à Selim (R. do Parque 17), y el otro «Tacho« (Tv. do Parque, 15) donde degustar platos como este «Choco Grelhado«
Estancia en la Playa de Foz de Arelho
Seguimos con nuestra excursión y nos vamos a Foz do Arelho, un pueblo litoral a 8 km. de Caldas da Rainha, con una gran playa en la que confluye la Lagoa de Óbidos gran entrante natural del mar, de una gran riqueza avifaunística. Su desembocadura va cambiando cada año por efecto de las mareas y de las olas del Atlántico.
La laguna (que mide cerca de once kilómetros de largo por cuatro de ancho) era por su fácil embocadura en el Océano, puerto de refugio y punto por el cual Obidos siempre estaba amenazado de invasores. Así se explica que desde tiempo remotos tiempos Obidos estuviese fortificada por altas murallas.
La laguna, espacio perfecto para hacer deportes náuticos
Se puede elegir entre las aguas frescas del océano para el surf o el kite y las más mansas y cálidas de la laguna, ideal para familias. Es además el lugar perfecto para iniciarse en el mundo de la vela, el windsurf, el piragüismo y el SUP (stand up paddle) ahora tan de moda.
Y para picar algo, nada como el simpático “Covão de los Musaranhos”, con una agradable terraza sobre la laguna donde podrás tomar un rico plato de “almejas a Bulhão Pato” cogidas de la laguna acompañadas de una «Imperial» que es como llaman a una caña por estas latitudes (Quinta do Bom Sucesso, 2510-663 Óbidos. T +351 262 969 93).
Hotel en la playa con vistas al mar
En lo alto del monte, imponente, el Hotel Inatel, desafiante al viento y con vistas espectaculares hacia la playa, es una opción muy interesante para descansar unos días a borde de mar. (R. Francisco Almeida Grandela 17, 2500-487 Foz do Arelho, Portugal – T+351 262 975 100)
En el paseo marítimo bajo el hotel hay alegres kioscos y unas cuantas terrazas abiertas todo el día, con vistas preciosas al mar.
Cerca se encuentra el complejo «Praia d’el Rey Golf & Beach Resort» entre Óbidos y Peniche, con un campo de golf de 18 hoyos, hotel y villas unifamiliares, ideal para recargar pilas.
La excursión a Obidos
La medieval villa fortificada de Óbidos, está a 15 km. hacia el interior. Sus estrechas calles adoquinadas, sus radiantes casas blancas, con patios de donde escapan ramas de buganvillas y rosales, invitan a un recorrido sin prisa. Esta histórica villa se la ganó Alfonso Enríquez, primer rey de Portugal á los moros en 1148.
Un dédalo de calles terminan en lo alto donde se alza un Parador construido sobre un antiguo castillo, y donde podrás disfrutar de unas estupendas vistas.
Soy una apasionada de esta región, es imposible no serlo. Si te interesa saber más, no te pierdas otros posts publicados sobre este destino.
Posts relacionados
Óbidos, una de las joyas de la corona lusa
Caldas da Rainha: Romance con la Cerámica Portuguesa (con Outlets incluidos)
Rafael Bordallo Pinheiro, genio y figura hasta la sepultura