Clasificada como Monumento Nacional, Óbidos es una pintoresca villa medieval que conserva todo su encanto secular “absolutamente de postal”. Se encuentra a una hora al noreste de Lisboa (90 Km.) y a pocos kilómetros del Océano Atlántico.
A medida que te vas acercando en coche, su silueta altanera de vieja fortaleza se yergue de forma majestuosa.
Tras su magnífica muralla de almenas del siglo XII se yergue el castillo, surcado por estrechas calles, campanarios, pequeños jardines amurallados, floreadas calles adoquinadas y casas señoriales.
Su casco medieval magníficamente preservado, con su fortaleza, iglesias y monumentos históricos, junto con un clima moderado, la convierten en uno de los lugares más visitados de la zona centro de Portugal.
De visita por Obidos
Su visita requiere aproximadamente una mañana. Recomiendo llegar temprano, mejor antes de las 10h00 si puedes, para no tener que esperar por los autobuses y los grupos que empiezan a llegar sobre esa hora. Es un destino muy popular, pero bonita y que merece la pena visitar.
Si llegas en coche, deberías aparcar fuera del recinto amurallado en un aparcamiento próximo a la Porta da Vila, puerta de entrada principal a Obidos. Destaca su capilla-oratorio adornada con una barandilla barroca azulejos esmaltados del siglo XVIII en tonos azules y blancos con motivos alegóricos a la Pasión de Cristo. En Semana Santa se decora con palmas.
Atravesada la puerta, puedes seguir por la Rua Direita o subir las escaleras que te llevan a la muralla. Si la falta de barandillas no te echa para atrás, puedes pasear 1.5 km. por su camino de ronda.
Tiendas coquetas para llevarte algún recuerdo
La Rua Direita, la calle principal de Óbidos, conecta la Porta da Vila con la puerta del castillo, a lo largo de la plaza Santa María. La actual calle ha sufrido transformaciones, quedando ocultos muchos de los antiguos portales góticos de los edificios. Hoy son muchos sus innumerables comercios con artículos, que van desde espadas templarías de madera, cerámica, dulces, bordados y encajes.
Lejos de este bullicio mercantil, las pequeñas calles perpendiculares extremadamente limpias y pulcras ofrecen rincones más serenos e idílicos, de casas encaladas ribeteadas en ocre o azul, con escaleras de guijarros y macetas con geranios. Lo cierto es que abundan coquetos rincones para fotografiar y llevarte como recuerdo a casa.
Fundada por los celtas en el 308AC, Óbidos fue conquistada por los romanos en el siglo I y ocupada por los musulmanes en el siglo VIII. El castillo fue inicialmente un puesto militar romano y posteriormente fortificado por los musulmanes. Ya en 1148 fue reconstruido por el rey Afonso Henriques, primer rey de Portugal, tras su reconquista. Hoy es una Pousada (la primera que se hizo en Portugal).
Pequeños hoteles con encanto
A las faldas está el Paço dos Alcaides, un palacio de estilo manuelino (destaca su escudo heráldico sobre la entrada y sus ventanas geminadas) y la cercana Rua do Coronel Pacheco, donde se localizaba entonces la medina de la villa. Por esta zona hoy se encuentran la mayoría de hoteles con encanto. A esta altura se accede a la Puerta del Valle, otra de las antiguas puertas de acceso a la villa y bastante menos conocida.
Iglesia desacralizada a modo de contenedor cultural
Pegada a las murallas verás la iglesia de Sao Tiago que viene con sorpresa. Entre imágenes de santos y pinturas… hoy ya desacralizada tras la desamortización de 1830, es la “Librería Santiago”.
Encontrarás no solo las últimas novedades sino también libros de segunda mano. Resulta interesante comprobar qué otros usos se le pueden dar a un templo.
Su Iglesia de Santa María tiene un interior sencillo y luminoso, con techos decorados con maderas policromadas, y paredes revestidas con azulejos azules y blancos del siglo XVII. En el presbiterio, destaca el retablo “Matrimonio místico de Santa Catalina” realizado por la sevillana Josefa de Óbidos, uno de los pocos casos de mujeres pintoras “autónomas” que alcanzó la fama en pleno siglo XVII. Llegó a Obidos cuando era muy joven y aquí se quedó.
Cerca está el Museo Municipal construido sobre una casa señorial del siglo XVIII. Muestra tallas antiguas, la obra de Josefa de Óbidos y documentos de la Guerra de Independencia.
Infantas españolas se pasearon por Obidos
A Obidos también se la conoce como la “Villa de las Reinas” por ser presente de boda de todas las reinas consortes, tradición que duró hasta 1834. Curiosamente ha estado vinculada a infantas españolas por matrimonio en tres ocasiones.
La primera cuando el rey Alfonso II la entrega a su mujer la castellana Doña Urraca de Castilla, hija del rey Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Plantagenet. La villa quedó bajo su jurisdicción, un privilegio garantizado a las reinas portuguesas, por el que ellas recibían rentas anuales para los gastos y mantenimiento de su corte.
Ya en 1282, el rey D. Dinis se la concedió a la joven Isabel de Aragón, de esmerada educación palaciega y nieta de Jaime I el Conquistador.
Más adelante en el tiempo, Catalina de Austria (hija de Juana de Castilla y Felipe el Hermoso) casada con Juan III recibió Obidos como señorío propio. Catalina, asumió el coste de proyectos arquitectónicos de interés para la comunidad. En el marco de una política de reformas de urbanismo de la villa, acometió en 1573 por ejemplo la construcción del acueducto de Usseira que ves según llegas a Obidos.
Un chupito de Ginja
Aquí se produce la famosa Ginja de Óbidos, uno de los productos tradicionales portugueses por excelencia. Su particular microclima favorece el desarrollo de la ginja (guinda ácida), que da un licor de aroma intenso, algo agridulce y perfumado, hecho a base de aguardiente, azúcar y canela. Descubierta la ginja por los romanos que ya elogiaban su sabor, se cree que surgió de algún convento próximo en el siglo XVII.
Las instituciones religiosas en este periodo desempeñaron un papel fundamental en la gastronomía de esta región con sus variados dulces conventuales y producción de licores. Dada la popularidad del licor cada vez hay cada vez hay más empresas y bodegas produciéndolo, encontrándose prácticamente en todos los bares, comercios y puestos callejeros.
Las fiestas de Obidos
Óbidos es una localidad muy dinámica, con un gran número de actividades culturales y de ocio que se celebran a lo largo del año. De todas ellas destacan:
- Fiesta de Semana Santa: Por sus estrechas calles se recrean los pasos del Vía Crucis y sus conciertos de música sacra. Pequeñas capillas laterales a las salidas de las iglesias de composiciones sencillas se abren al público y viven sus momentos álgidos en estos días.
- Festival Internacional de Piano en Agosto, el Festival de Música Antigua en Octubre, y para los más golosos el Festival Internacional del Chocolate, (13-22 Abril), donde las recetas son degustadas y juzgadas por un jurado de especialistas.
Alrededores de Obidos
Después de la visita puedes aprovechar para conocer extramuros un curioso santuario hexagonal del Senhor da Pedra, y los vestigios de la villa romana de Eburobrittium. Fue descubierta en 1994 haciendo las carreteras IP6 e IC1. Su dimensión atestigua que se trataba de una metrópolis por el foro y el complejo termal descubierto. Por su proximidad con la laguna de Óbidos, debió funcionar como puerto comercial. El Museo Municipal de Óbidos acoge los restos encontrados como piezas cerámicas y vidrio, fíbulas y otros adornos.
Otras localidades a conocer son Bombarral, Caldas da Rainha y Lourinha con su exclusivo Aguardiente DOC y Museo Paleontológico, ya que la zona tiene abundantes restos de organismos fosilizados, junto con Dino-Parque el parque temático para los más pequeños.
Si eres más de naturaleza, entonces dirígete a la costa o la laguna salobre de Óbidos, un vivero de pescado riquísimo y propicio para el senderismo. Se encuentra a 14 km. de distancia y es muy popular para navegar y pescar. Antiguamente se celebraban aquí los “picnics” reales.
Sus playazos
Y para disfrutar de playas grandes de arena blanca, el litoral tiene una gran variedad de playas repartidas por toda su extensión:
- Buen Suceso: Extenso arenal que rodea las márgenes de la laguna hasta la apertura del Océano Atlántico (a partir de aquí está más indicada para surferos por ser aguas bravas). Son superficies de agua poco profundas, sin viento e ideal para familias con niños. Amplias zonas de aparcamiento y pasarelas de madera para acceder a la playa. Enfrente, al otro lado del estuario, están las conocidas playas de Foz de Arelho.
- Cortiço, Estrela, Fincha Grande, Barroco da Adega y Pico da Antena: Se llega por pequeños caminos que desde sus acantilados de margas y areniscas descienden hasta la costa.
- Covões: Extenso arenal que va desde la laguna de Óbidos en dirección a Baleal. Solo para lobos solitarios y amantes de playas salvajes.
- Praia d’el Rey, rodeada de acantilados. Se integra en el desarrollo turístico del Hotel Marriott Golf Beach Resort.
El archipiélago de las islas Berlengas y Peniche
Para finalizar Peniche, rodeada parcialmente por murallas del siglo XVI. En los días claros se divisan las islas Berlengas a 10 Km de la costa, (Feelingberlenga – Largo da Ribeira, Marina de Peniche (+351) 916 209 659) auténtico santuario de la naturaleza de rocosos fondos marinos con rica flora y fauna marina, y merodear por el fuerte de S. Juan Bautista.
Surfistas de todo el mundo en sus caravanas se congregan en torno a la Praia de Baleal en Peniche para meterse de lleno entre sus olas. Gracias a su oleaje y viento, sus playas son ideales para practicar todo tipo de deportes de viento y agua.