A orillas del río Támega, afluente del Duero, al norte del Portugal, la localidad de Chaves en el corazón de Trás-os-Montes, cuenta con un puente romano como mayor reclamo. Es paso obligado del Camino de Santiago Portugués interior que atraviesa este municipio hasta adentrarse en la región del Miño y cruzar la frontera en dirección a Verín (Ourense).
Esta es una zona rica en aguas minerales naturales como las del Spa de Pedras Salgadas, con abundantes fuentes y termas donde el relax está garantizado, por la sabiduría milenaria de los romanos con el arte de la balneoterapia. Sus aguas están recomendadas para el reumatismo, disfunción renal e hipertensión. De hecho, son las más calientes de toda Europa: 73ºC.
Los romanos, que estuvieron largo tiempo por esta región, debido a la existencia de oro en las proximidades, situaron en Chaves un importante cruce de vías, uniéndola con la portuguesa Braga con Asturias y Astorga. Todavía hoy en las cercanas localidades de São Lourenço y Casas Novas pueden verse restos de estas calzadas.
Y ya a mediados del siglo XX, Chaves que se encuentra a 10 Km de España, fue un importante sitio de paso cuando estaba prohibido el transito de personas y mercancías entre España y Portugal. Por aquí pasaron de estraperlo: Tabaco, licores, café, caramelos, etc…
Los vinos de Trás-os-Montes
Son populares los vinos producidos en esta región conocida conocida como Trás-os-Montes, una zona muy montañosa y de altitud elevada, que durante siglos ha actuado como barrera natural manteniendo a esta zona despoblada y alejada del desarrollo del resto del país. Ya en tiempo de los romanos, se cultivaba la vid en terrazas, conocidas como «bancales», creando un sistema de escalones que van jalonando las laderas pronunciadas.
Aquí se cultivan y producen vinos tintos fuertes, robustos, frutados y con bastante cuerpo, mientras que los vinos blancos tienen notas florales y, en general, suelen ser más suaves. Para descubrir el enoturismo transmontano, nada como visitar una de las bodegas de la zona, Quinta do Arcossó, que tiene sus puertas abiertas a visitantes.
Recorriendo la ciudad
Cruzamos el Támega por el espectacular puente romano que nos da la bienvenida, y entramos en el entramado medieval recorrido por la Rua Direita que parece no haber sufrido los estragos del tiempo, enlucida por los balcones de madera de vivos colores de sus casas.
Llegamos a la Plaza de Camões, una gran explanada donde nos encontramos con la Iglesia de Santa María Maior, de origen románico con un bonito pórtico y un vistoso órgano, y la Iglesia de la Misericordia, con paredes revestidas en azulejos barrocos. Enfrente están la Cámara Municipal y el Palacio de los Duques de Braganza, hoy museo de la región.
Pero también encontrarás callejuelas adoquinadas que invitan a perderte.
Los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de España y muchos de ellos se instalaron en villas portuguesas fronterizas. Para manifestar su condición de converso debían comer carne de cerdo, y para ello crearon unos chorizos “de mentirijillas”, que de cara a los cristianos les servía como aval para seguir profesando la fe judía. Estos “enchidos” estaban realmente elaborados en carne y grasa de ave y conejo, aderezado con ajo y sabrosos condimentos, entripados como nuestros chorizos, y ahumados en leña de roble. Hoy forman parte de la gastronomía trasmontana.
Fernando Gonçalves (Rua Sto. Antonio, 100 Chaves. Tel 351 276 333 586 – frente a la Oficina Turismo), está considerada LA carnicería por excelencia de Chaves. Pasa por aquí si quieres llevarte jamón de Chaves, especialmente el de cerdo autóctono bísaro. Su carne es una excelente base de embutidos como la linguiça o farinheira, y muy apreciada en platos tradicionales como la feijoada a la trasmontana o el asado de cerdo. De hecho, en Vinhais del 9-12 Febrero, se celebra la “Feira do Fumeiro”, uno de los mayores eventos gastronómicos del norte de Portugal, por si quieres escaparte…
Pero si lo que te gustan son los dulces y saladitos, déjate caer por la Pastelería “Princesa” (Rua 1º Dezembro). Al tiempo que te tomas un ”cafezinho” no dejes de probar los Pasteles de Chaves, que no dejan de ser unos hojaldres de carne, pero francamente muy sabrosos.
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