En el Alentejo litoral, a orillas del río Sado, cerca ya de su desembocadura en el océano Atlántico, a media hora en coche de Setúbal y de las idílicas playas de Comporta, el Portugal más chic, se sitúa la antigua localidad de Alcácer do Sal. Su nombre habla de su origen árabe, «al-qasr» significa castillo en árabe y «do sal» hace referencia a las salinas que durante muchos años fueron su motor económico.
La riqueza fruto de la producción salinera, posibilitó la construcción de su importante arquitectura civil y religiosa, desde el castillo morisco a la iglesia de Santa Maria do Castelo, fundada por la Orden de Santiago tras la Reconquista en 1217, y otros templos más, como por ejemplo, el de Santiago, del siglo XVIII, con un bonito conjunto de paneles de azulejos que narran milagros del santo.
El Castillo
Situado en lo alto del cerro que controlaba el río Sado y sus alrededores a vista de águila, ha atraído el interés de diferentes culturas a lo largo del tiempo. Se sabe que estuvo habitado en la Edad de Hierro por comerciantes fenicios que escogieron este lugar para fundar sus primeros asentamientos comerciales.
Los romanos elevaron Alcácer do Sal a la categoría de ciudad, denominándola Salacia, por su magnífica situación y su puerto fluvial con excelentes conexiones a través del Atlántico a otras provincias del Imperio. Su relevancia económica (acuñó moneda propia) se fundamentaba en la producción de sal, salazones y el famoso «garum» de la cercana península de Troia, elemento esencial en la gastronomía romana.
Reconstruido por los árabes, fue conquistado por D. Afonso II en 1217. Rodeado por dos líneas amuralladas, y algunas torres musulmanas que aun quedan en pie, ha cobrado nueva vida como Pousada D. Afonso II, con maravillosas vistas sobre los tejados de la ciudad y sus fértiles llanuras de campos de arroz.
La Cripta, testimonio de la vida de Alcácer do Sal
Los trabajos de reconstrucción y restauración del edificio permitieron descubrir una cripta excavada en el subsuelo de la fortaleza, con restos que abarcan desde la Edad de Hierro (VII a.C), hasta la época medieval. De la época romana se conservan restos de edificaciones romanas (viviendas, calzada y foro romano), elementos arquitectónicos y diversos materiales que evidencian su prosperidad en esta época.
Los siguientes períodos, visigótico, islámico, medieval y época moderna, revelan un valioso repertorio de piezas cerámicas, monedas y otros objetos de uso cotidiano que nos ayudan a comprender la vida diaria a lo largo de diferentes períodos históricos, con sus gustos, creencias y arte.
Explorando la ciudad
El paseo por el casco antiguo, con su madeja urbana de influencia islámica, como la Travessa das Espanholas, de un metro escaso de ancho, llega por la calle principal, la Rua Almirante Cândido dos Reis, hasta la Plaza del Ayuntamiento, dedicada con una estatua a Pedro Nunes, cosmógrafo de la corte, geógrafo y matemático del siglo XVI.
Enfrente, el pequeño templo del Espirito Santo, hoy Museo Arqueológico, permite conocer un poco más las raíces de esta histórica villa, desde la arqueología hasta el arte y la etnografía local.
Callejeando llegas al paseo ribereño que bulle de restaurantes y comercios, con casas alineadas a lo largo del río, con terrazas agradables que se abren al sol.
Mercados imprescindibles a los que tienes que ir
El Mercado Municipal de Alcácer do Sal es el centro comercial principal, donde productores locales venden productos frescos de huerta, quesos, embutidos tradicionales y una amplia variedad de pescado y marisco. (Av. Dos Aviadores Gago Coutinho).
Los mercadillos temporales locales, llamados «feiras», se celebran el primer sábado de cada mes, reuniendo vendedores regionales que ofertan una amplia variedad de productos como alimentos, ropa, calzado, menaje y artículos diversos.
La «Feira Nova», que se celebra el primer sábado de octubre, es un mercado tradicional con siglos de historia que conmemora la llegada del otoño y la cosecha de castañas. Ofrece degustaciones gastronómicas, artesanía y música en vivo, preservando una tradición iniciada en el siglo XVIII para el desarrollo comercial de la villa.
Y si te gusta explorar los mercadillos vintage, el primer sábado del mes suele celebrarse uno (al menos en verano), donde se exhiben piezas decorativas, vajillas y cristalería de otros tiempos, algo de coleccionismo, ropa y juguetes, convirtiendo la Praça Luis de Camões en un museo al aire libre.
Recuerdos para llevar a casa
Entre los souvenirs gastronómicos, destaca la miel de flores que puedes comprar a apicultores locales. Alcácer es rica en pinos piñoneros, de hecho es la zona de mayor producción en Portugal. Aquí son típicas las alcomonias un dulce de origen árabe (la palabra significa el color del comino), las pinhoadas, los barquinhos y los copinhos de pinhão, toda una serie de dulces con piñones como ingrediente base, lo mismo que las queijadas de requesón y el bolo real.
La cestería local, hecha con juncos y cañas de los esteros, es su artesanía tradicional más importante, usada históricamente para transportar sal y en tareas cotidianas. La cerámica también ocupa un lugar importante en la tradición artesanal de la comarca.
Finalmente el trabajo en corcho, junto con la guarnicionería, útiles para caza y todo tipo de piezas cotidianas como monederos y carteras tienen también una larga tradición en la zona.
El Alentejo es tierra de oficios, y en concreto en la franja que encuadra desde Alcácer do Sal hasta Odemira, es muy habitual toparte con talleres muy interesantes que mantienen técnicas y materiales tradicionales. En algunos, las nuevas generaciones sobre todo, han sabido darle una vuelta de tuerca y, combinan técnicas tradicionales con diseños contemporáneos.
Cortesía CCommons jocas57102
Gracias @berta , me ha encantado el post. Es increíble lo bien que han restaurado la fortaleza y su rehabilitación a Pousada! También parece muy bonita la biblioteca municipal. Todo una maravilla!!