El Parque Natural del Sudoeste Alentejano-Costa Vicentina posiblemente sea una de las zonas costeras mejor preservadas del sur de Europa. Un diamante en bruto guardado y mimado, con unos valores naturales que apasionan a todos los que la conocen.
Road trip por el Alentejo litoral
Acabo de volver de hacer un viaje por el sudoeste alentejano, concretamente desde Porto Covo a Odeceixe, recorriendo toda la costa. Paisajes impresionantes con una geografía muy similar: Playas casi vírgenes, escarpados acantilados, senderos y pueblos con encanto. El Parque, creado en 1988, tiene una superficie de 86.000 Ha de las cuales 29.000 son marítimas.
Naturaleza en estado puro
Es hogar de águilas, cernícalos, garzas reales, cigüeñas blancas y nutrias entre otros, y flora rica y variada, con más de 100 plantas endémicas que se agarran a la tierra resistiendo el viento y la erosión, que recibe continuamente visitas de investigadores y naturalistas de todo el mundo.
En sus acantilados de pizarras nidifican cigüeñas blancas sobre los nidos vacíos de las águilas pesqueras. El Faro del Cabo Sardão es un lugar de peregrinación de observadores de aves, el llamado “birdwatching” ahora tan en boga. Por el acantilado hay pequeñas rutas bien señalizadas y de baja dificultad, que permiten, con ayuda de unos prismáticos otear a estas “okupas”.
Para conocer todo esto, nada como recorrerlo siguiendo la «Ruta Vicentina», creada para promover el turismo en la región, sin generar muchos impactos negativos en el suelo y siempre respetando el paisaje.
Está pensada para realizar etapas de unos 25 km como máximo por día, encontrando alojamiento y servicios al final de cada etapa. La Ruta se divide en dos caminos principales de senderismo:
- Camino Histórico: Recorre 230 km a pie o en bicicleta comenzando por Santiago do Cacém y finalizando en el cabo de San Vicente. Recorre el interior del parque, atravesando zonas agrícolas, pueblos y lugares arqueológicos como las ruinas romanas de Miróbriga.
- Camino de los Pescadores: Recorrido de 120 km entre Porto Covo y Odeceixe. Va pegado al mar, siguiendo los caminos usados por los pescadores para el acceso a las playas y zonas de pesca. Solo se puede recorrer a pie, a lo largo de los acantilados sobre pistas de arena.
- Como complemento a los anteriores, también existen los “recorridos circulares”, que se pueden hacer en medio día y volver al lugar de origen. El Camino de las Aromas (Bordeira/Aljezur) es una ruta muy recomendable, ya que despierta los sentidos al pasar por campos con rica y olorosa flora: Jara, lavanda, torvisco, tomillo, etc.…
Al ser rutas de senderismo, no circula ningún tipo de vehículos a motor por los senderos señalizados, disfrutando así de un paisaje en perfecto estado de conservación y viviendo de cerca la cultura y tradición de una tierra todavía en estado casi virgen y de alto valor ambiental.
Sus magníficas playas
Hay una gran diversidad de playas, desde las pequeñas y secretas calas encajadas entre acantilados que en ocasiones exigen un cierto esfuerzo para llegar hasta los grandes arenales.
Destacan entre otras las playas de Amália, Carvahal, Tonel, Almograve, Malhão y la idílica de la Gaviota en Porto Covo, muchas de las cuales son punto de encuentro de surfistas en busca de emociones fuertes y que al resto de los morales literalmente nos enamoran. Casi todas cuentan con un sistema de pasarelas de madera y escaleras que facilitan el acceso respetando el sistema dunar.
La oferta turística
El espacio litoral es casi virgen y no permite macro alojamientos turísticos ni torres de apartamentos, por lo que la tranquilidad es total. Lo normal es que encuentres viviendas que siguen la arquitectura popular y alojamientos turísticos de dos pisos de altura como máximo en localidades poco masificadas y tranquilas con un pausado ritmo de vida, como Almograve o Longueira.
Las casas tradicionales alentejanas son simples y rectangulares, de tapial con paredes gruesas y pocos vanos. De esta forma conserva el calor en invierno y el frescor en verano. Su fachada está encalada el contorno de sus huecos (puerta y ventanas) están pintados con una franja generalmente en ocre o en azul.
Y si buscan animación Vila Nova de Milfontes en la desembocadura del río Mira, cuenta con una amplia selección de hoteles, apartamentos, restaurantes y una animada vida nocturna, que se llena sobre todo en verano de surferos en busca de las mejores olas y amantes del turismo activo.
Hacia el interior una sucesión de viñas, “herdades” tanto de yeguadas de caballos lusitanos como de ganado que pastan mansamente en la campiña. Algunas de ellas con una arquitectura de campo alentejano, conciencia ecológica y decoración de vanguardia por dentro se han reconvertido en turismo rural top, con zonas verdes, piscina y habitaciones confortables, ideales para descansar.
La sabrosa gastronomía local está especializada en pescado y marisco fresco; en especial el rodaballo, el rape, las sardinas y los percebes. Las «caldeiradas» (guisos de pescado), los arroces de marisco son otras de sus especialidades y por supuesto el bacalao en cualquiera de sus formas.
Economía local
La geografía del litoral ha hecho imposible el establecimiento de grandes puertos seguros. Durante muchos años ha vivido de las actividades económicas tradicionales como la agricultura, la pesca y la ganadería.
El turismo ya representa una fuerte importante de ingresos, si bien la agricultura intensiva de frutos rojos (fresa, frambuesa, arándanos) está haciéndose un hueco a pasos agigantados. Cerca del 90% de la producción nacional de frambuesa se concentra en la comarca de Odemira. Las buenas condicionas climáticas permiten producir en términos de calidad y en tiempo imbatible unos frutos muy apreciados en los países nórdicos, especialmente en las estaciones más frías.
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