Cuando llegas a Aljezur te das cuenta que tras la autopista que acabas de dejar, aquí no han llegado los grandes centros comerciales, ni los parques acuáticos, ni existen edificios con letreros de neón.
Aljezur es un pueblo tranquilo y sin pretensiones, en el que nada más bajar la ventanilla del coche penetra el olor de higueras y eucaliptos, y el aire del mar. Gran riqueza medioambiental y paisajista. Si buscas una inmersión total en tranquilidad, pocos lugares superan a este rincón del Algarve más virgen, que parece vivir de espaldas al turismo masificado.
Aljezur, en el corazón de la Costa Vicentina
En el corazón de la Costa Vicentina mirando al Océano Atlántico, Aljezur es la capital de la conocida Costa Vicentina, que abarca desde el río Odeceixe hasta el Cabo de San Vicente. Junto con la zona costera al norte del río Odeceixe que ya pertenece al Alentejo, conforma el conocido «Parque Natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina». Sin duda alguna, es una de las zonas costeras más bonitas y mejor conservadas del sur de Europa, lo que la convierte en una opción ideal para conectar con la naturaleza.
Esta pequeña localidad de 6.046 habitantes (2021) pertenece al distrito de Faro en la región del Algarve. A su vez Aljezur agrupa a tres parroquias: Odeceixe, Rogil y Bordeira, pequeños municipios sin pretensiones.
La costa posee una gran riqueza medioambiental, paisajista y con gran riqueza de flora. De elevados acantilados en los que se abren extensas playas de arena, es apropiada, por su régimen de vientos y olas, para la práctica de deportes náuticos como el surf.
Centro Histórico de Aljezur
Fue fundada en el siglo X por los árabes y conquistada en el siglo XIII por Pelayo Peres Correia, Maestre de la Orden de Santiago. El casco antiguo estaba custodiado por un castillo que parece haber sido ocupado, sucesiva e ininterrumpidamente, por varios pueblos: los lusitanos lo convirtieron en fortificación; los romanos y después los visigodos lo utilizaron como vigía; y finalmente los musulmanes a quienes se les atribuye la construcción del castillo y la fundación de la villa de Aljezur.
Restos de arquitectura morisca
El castillo se levantó en lo alto del cerro para proteger el antiguo puerto fluvial que antiguamente proporcionaba acceso directo al mar y la llanura circundante. El río y el puerto permanecieron navegables hasta 1755, momento en que el canal quedó inutilizado tras la destrucción de Aljezur por el terremoto de Lisboa.
De la herencia musulmana sólo subsisten algunos paños de la muralla, una torre y un aljibe. Mejor suerte corrió el pueblo, donde aún quedan sus pintorescas callejuelas, empedradas, sinuosas y de blanca arquitectura.
Aljezur «ex novo»
Actualmente el río Aljezur divide la villa en dos partes. En una margen se sitúa el centro histórico y en la otra, lo que llaman Aldeia Nova, levantada en el siglo XX, donde se encuentra el Ayuntamiento, la gasolinera, el notario, la farmacia, el hipermercado «Intermarché» y otros edificios administrativos.
Aljezur y su Patrimonio Cultural
El patrimonio de la villa incluye bienes culturales desde la Prehistoria hasta la época reciente.
El Museo Municipal exhibe hallazgos arqueológicos descubiertos en la zona que van desde el Neolítico , a la Edad de Bronce, épocas romanas y árabe. Su sección etnográfica contiene piezas de herramientas agrícolas, junto con una recreación del interior de una casa tradicional de la zona.
Al final de la visita, un video muestra las palabras en portugués que tienen origen árabe, muchas de ellas iguales o casi iguales a las palabras españolas correspondientes, como «azulejo» (baldosa), «açorda» (sopa tradicional algarviana) o «atalaia» (lugar elevado) «xadrez» (ajedrez) y «talc» (talco).
Otros museos por conocer
Junto a la Iglesia de la Misericordia, del siglo XVI, en lo que fue un pequeño hospital, se encuentra el Museo de Arte Sacro, que exhibe una colección de arte religioso. Cerca está la Casa Museo del pintor José Cercas, que contiene piezas antiguas y cuadros que pertenecieron a este artista local y fueron legados al pueblo tras su muerte en 1992.
Finalmente, en una capilla creada en honor de San Antonio de Lisboa (también conocido como San Antonio de Padua), se encuentra un pequeño museo temático dedicado al Santo. Un ticket combinado permite la visita a los cuatro museos.
Espacio de hallazgos arqueológicos
Los restos arqueológicos hallados en las proximidades de Aljezur añaden más interés si cabe a la localidad. Si disfrutas conociendo el pasado a través de los restos de civilizaciones que nos han precedido, deberías visitar:
- Necrópolis de Corte Cabreira: Cementerio con 18 tumbas de la Edad del Bronce en la Urbanización Vale da Telha, que se cree del 1800 AC. La mayoría de los objetos encontrados se exhiben en el Museo Municipal.
- Ribat de Arrifana (Fortaleza de Arrifana): Al final de la carretera principal de la misma urbanización, sobre los acantilados de Ponta da Atalia y dominando la costa. Esta fortaleza-convento morisco del siglo XII y el ribat de Guardamar (Alicante) son las dos únicas de este tipo en la Península Ibérica.
- Asentamiento pesquero estacional islámico: Los restos se encuentran en Ponta do Castelo (Carrapateira). Se descubrieron instrumentos de pesca, cerámica y restos de peces y animales.
Aljezur es un destino para retirarse
Su excelente clima y gastronomía, unos diferentes enclaves naturales y una población local hospitalaria, junto con el menor coste de la vida, han hecho de Aljezur uno de los sitios preferidos para vivir y para trasladarse desde otros países europeos. Hasta aquí han llegado ingleses, franceses, alemanes y holandeses. Es fácil encontrarse con jubilados, rentistas y profesionales dedicados a las más diversas profesiones que trabajan bien a distancia (nómadas digitales) o bien, proporcionan servicios a la comunidad local.
Infinidad de imponentes playas
El grueso de los visitantes que llegan a Aljezur, se acercan por sus playas, las más desiertas y vírgenes del Algarve. Playas como las de Amoreira, Monte Clerigo o Arrifana, las tres con bandera azul, que atraen cada año a multitud de aficionados al surf en busca de la ola perfecta. Este es su gran tesoro. El litoral alterna las playas y los acantilados. En estas kilométricas playas nunca hay aglomeraciones, y no hay problemas para dejar el vehículo. Es el paraíso atlántico por excelencia.
La Playa de Amoreira es una playa de tipo fluvial en la confluencia del río Aljezur con el mar. La parte sur de la playa es un precioso arenal, donde las dunas se extienden hasta la desembocadura del río. La parte norte es una plataforma costera que se adentra en las aguas del Atlántico.
Playas de grandes arenales
La Playa de Arrifana en Vale da Telha es muy popular entre los surferos, enclavada en una bonita ensenada rodeada de unos acantilados escarpados y resguardada del viento y el oleaje. Desde aquí es posible llegar por un camino de costa hasta la playa de Monte Clerigo. Es un trayecto corto de 7 km que discurre por el Parque Natural, donde disfrutarás con las vistas del mar y de la biodiversidad del lugar con las plantas que crecen en su recorrido.
La Playa de Monte Clerigo de este pequeño pueblo de pescadores es muy popular entre las familias, ya que cuando baja la marea se crean piscinas naturales donde los niños pueden jugar y nadar. En el verano es un punto de afluencia turística y cuenta con bastantes restaurantes, cafés, etc. Nuevamente por el camino de la costa que es una preciosidad, puedes llegar hasta la Playa de Amoreira lado sur.
Productos típicos para saborear
Tradicionalmente rural, la gente de estas tierras se dedican principalmente a la agricultura y la pesca. Aquí se cultiva entre otros el algarrobo, el maíz y otras leguminosas. Y de la pesca el pargo, el sargo y la lubina, que bordan haciéndolos a la parrilla. Sin olvidarnos de los percebes, aunque hay que advertir al visitante español que aquí es costumbre servirlos fríos. Si te gustan templados, pide al camarero que le dé un golpe de vapor.
El mejor pan del Algarve
La familia Claro hornea hogazas de pan desde comienzos de los años 60. Desde que su famoso pan de Rogil de levadura madre ganara el Premio «Cinco Estrelas Regiões», sus hogazas desaparecen de los estantes de la panadería y del cercano hipermercado «Intermarché» de Aljezur que también los distribuye. También producen pan de algarroba, de batata, de remolacha, etc. y ricos bizcochos, pasteles y galletas exquisitas. Un desayuno o merienda valen la parada.
El boniato es el rey
El producto estrella de la región es el boniato («batata doce»), cuya producción es una de las principales actividades económicas de Aljezur, siendo además el mayor productor de Portugal. Con certificación geográfica protegida (IGP), cuenta con fiesta propia en otoño. Durante unos días se celebran actividades, concursos gastronómicos, degustaciones y «show-cooking» de chefs lusos tanto de platos dulces como salados.
¿Te animas a probar una receta muy fácil para hacer al horno?
Chips de Boniato
Ingredientes:
– 1 o 2 boniatos (depende del número de comensales)
– Aceite de oliva virgen
– Al gusto: Sal, pimienta negra, orégano
Preparación:
Cortar el boniato en rodajas finas. Las ponemos en una bandeja de horno y las pintamos con un poco de aceite de oliva virgen por las dos caras. Las metemos al horno durante unos diez minutos a unos 180º C según el horno, les damos la vuelta y las tenemos otros minutos vigilando que no se tuesten demasiado.
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